Traicionado por la cerveza en un coffee de Nijmegen, voy al baño, y lo encuentro ocupado. Cuando ya me toca, el tipo que sale me entrega ésto.
Una llave, vamos a suponer que porque el último debe cerrar la puerta y devolvérsela al camarero. Unida a un silbato del tamaño de mi mano, y aquí no vamos a suponer nada.
Con ganas me quedé de soplar, a ver si alguien venía a rescatarme de un cubículo con un inodoro. Pero una voz interior me dijo que si soplaba contraería de inmediato al menos 3 enfermedades, asi que nunca lo sabremos.
P.D: Sí, es en Holanda, pero mis paranoias no se deben a ningún tipo de sustancia adquirida allí.
1 comentario:
vaya marco incomparable para inmortalizar el silbato con el urinario de fondo!
Publicar un comentario